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III. La Emperatriz

Actualizado: 14 sept 2020

El número tres es el primero que se manifiesta en una forma: el triángulo. Es, según la numerología pitagórica, la figura que por fin se forma. Simbólicamente, la unión que gesta. En mitología judeocristiana es la Santísima trinidad.


En el tarot, es la Emperatriz, la mujer que triangula en equilibrio la sensualidad, el amor y la fertilidad mientras sentada vigila su reino, lo nutre y vela por él. Con su corona, deja claro que gobierna con poder el reino mundano, el tangible, el terrenal. Trae el espíritu con ella y lo encarna, lo vuelve materia que siente y que provoca, por eso es imán de abundancia.



Es la mujer liberada, cuyo poder infalible es la inspiración activa y el amor. Ella es el ánima que atrae gente e ideas. Motiva la acción y la autorrealización. Es dueña de esa personalidad que empuja. Es lo que te mereces desde las manos del universo. La que rige aquello con lo que te conectas desde la tierra, es decir, desde lo que tocas. Por lo tanto controla lo palpable.

Es la mecenas de la libertad; la mujer vuelta esposa, madre y puta al mismo tiempo. Expresa sin moverse, es sensualidad que te mira desde la comodidad de sus piernas entreaviertas. Es el placer… el disfrure rico. En otras palabras, la Emperatriz es pasarla bien.

Como representante de lo femenino, tiene múltiples caras. Es María, es Venus, es Isis, es la sanguinaria Kali devora hombres. Es belleza, pureza, seducción y pasión al mismo tiempo. Es la actitud que motiva a que te acerques. Es la que sabe lo que tiene y espera a usarlo siempre a su favor. Es la unión de lo que se inicia con lo que se sabe, por eso espera sentada a caigas en sus faldas y entrepierna.


Es agua que fluye hacia delante; la unión del Sol y de la tierra en un cuerpo que se cuida, es el aplomo relajado, la seguridad de lo que se tiene. Es aquel lado femenino que tiene un corazón grande y sin prejuicio, por eso caben en él las doce estrellas de los signos, signos que fructifican gracias a ella. Es una mujer Tauro o Virgo.

En su lado mundano, es igualmente atractiva que poderosa. Tus bienes, tú cuerpo, el dinero que te ganas y te otorgan, la fertilidad. Es la bitch del Tarot. La figura que no tiene miedo de actuar para lograr sus fines. La que te hechiza y te goza al mismo tiempo. Es la mujer que busca ser y hacer feliz. Una meretriz que te preña de diversión cautivadora. Seductora y atractiva para muchos, pero casi siempre inalcanzable. Cuando por fin la alcances, quizá te dure poco. Disfrútala.


En su lado amoroso y emotivo, es la madre fecunda; la calidez femenina que te cuida, lo que florece del amor a uno y al otro. La que te conecta y se conecta con su cuerpo. Es instinto sugerente. Son nuestras matriarcas que nos cuidan y heredan fuerza. Es la musa que te inspira, la creadora del arte, la música bonita, la melodía que te seduce. La prosperidad de lo independiente, lo saludable.


Es todas las mujeres en una, es la bruja y la diosa, la devoradora y la madre protectora. En una oración simple, ella es musa y femme fatale. Ella es lo que cualquier mujer puede ser.

En su lado controlador y oscuro, cuando su equilibro se fractura, puede atraerte a su reino con tal sutileza que ni lo percibes. Ejerce ese amor mágico y controlador que embruja. Es esa personalidad que, de tan fuerte, abruma. Es amor abrasivo que asfixia. Es esa madre que cuida tanto de tu vida, que no deja que la vivas. Es la pareja que te encierra, que te cela, que te corta la boca y el sexo por temor a que lo uses con alguien más; la sirena frente a Ulises, una Cirse cualquiera.


En nuestra calidad de dualidad, todos tenemos un lado femenino, quizá el tuyo sea este. ¿Reconoces a tu Emperatriz? Quizá, hasta te has dejado seducir por alguna.

Los dejo a Patti Smith, una Emperatriz del riff por excelencia. Disfruten.


Canción cinco del Soundtrack de Tarot.

Carta III: La Emperatriz

"Dancing barefoot", Patti Smith



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